...del título del artículo con el que Lynn Margulis participó en el libro más polémico escrito sobre Ciencia.
El libro se llama La Tercera Cultura. Y en inglés, ese artículo se titula: "Gaia is a Though Bitch". Si consultan la traducción castellana, se sorprenderán al encontrar que ha sido descafeinado quedando convertido en un "travieso": "Gaia es una Pícara Tenaz".
La idea del Blog se me ocurrió esta mañana paseando por la Carretera de Cádiz. Y es un rescate semántico de urgencia ante el cariz que sigue tomando el calentamiento global, que también nos calienta a nosotros y a nuestras cabezas, de forma que nos convencimos de que esta manera iba a ser útil por partida doble.
Por un lado reivindicar, tras dos mil años de imperio romano, la libertad de expresión; al menos en la ciencia.
Y por otro acelerar un poco los ritmos de respuesta ante tanto desastre previsto, investigado hasta la saciedad, pero sin que se lleguen a tomar cartas en el asunto (buen ejemplo es la osadía desarrollista en temas de transportes del estado español, en pleno siglo xxi y con todas las apuestas en contra...)
Llenar las ciudades, por ejemplo, de carriles bicis y de taxis colectivos no necesita de ninguna reunión internacional más, y aliviaría, no solo nuestras ganas de seguir viviendo en ciudades, sino las perspectivas y realidades del calentamiento global.
A la teoría Gaya le pasa como al sesudo debate eclesiástico sobre el sexo de los angeles.
¿Cuántas reuniones y congresos hicieron?
Por cierto, sabían que en el siglo IV los congresos de obispos iban (sabiamente) seguidos por otro encuentro de prostitutas, al servicio de los mismos? (Historia Sexual del Cristianismo). ¿Es que los obispos eran unos golfos, acaso? No; simplemente que la iglesia aún no había reprimido la sexualidad como lo hizo más tarde.
Por cierto, ¿Sabían que los primeros franceses que contemplaron por primera vez en el Magreb, hace un par de siglos, La Danza del Vientre, se sorprendieron y se escandalizaron?
Por cierto, ¿Sabían que hace muy pocos años le censuraron de palabra a Luce López Baralt, su libro sobre el erotismo en la historia de las tres culturas?
Por cierto, ¿Sabían que hasta en el siglo XX se seguían haciendo ritos sexuales paganos en iglesias europeas?
Por cierto, ¿sabían que el tercer capítulo del Kama Sutra hindú es equivalente al, para nosotrxs, más sencillo y práctico modelo de educación global?
En fín, me viene también a la cabeza el libro de Dolores la Chapelle sobre sexualidad y tierra sagrada, los de Casilda, reivindicando un trato mínimamente humano (o tendríamos que decir "animal") para el ser humano naciente.
Verán la teoría Gaya se ha hecho ya mayor, pero aún "no ha vestido su traje de largo". Aún no se ha hecho la fiesta que merece el rescatar, a trancas y barrancas, unos principios éticos que estaban grabados en las culturas antiguas, pero que en la cultura esta occidental que nos parió, quedaron escondidos debajo del felpudo, o en el sótano.
Si, Gaya era como la vecinita del sótano, a la que no echamos cuenta sino para sacarle lo que haga falta y tirarle encima la basura resultante...
En fín se trataba de un desprecio total, que ya resultaba harto chocante.
Estas notas a vuela pluma, mezclando ideas, autores etc... son fruto, digámoslo, de una emoción muy especial.
En mi mesa tengo un esparrúo de libros relacionados con Gaya.
Me interesa sobre todo la conexión sensorial (o el divorcio sensorial, según se mire), que David Abram borda con su fenomenología de la percepción. Por cierto que Edmund Husserl ("Experiencia y Juicio") tampoco tiene desperdicio...
Me ocurre algo que debe ser frecuente. Cuando hojeo ahora, tras años de "descanso", libros como estos de Gaya, me encuentro un discurso "nuevo" "inusitado" de mucha fuerza, lo cual debe ser efecto de la integralidad del discurso holístico que se había ido gestando durante décadas, desde muchas disciplinas, y que confluyen como collar de perlas en la Teoría Gaya.
Bueno, me apetece contar que Gaya, tras ponerse en contacto con una función transdiciplinar que podemos llamar: SENSOSFERA (que es como la vaselina que necesitaba GAYA para entrar, por fín, en la mente occidental), ya no es nunca más una "TEORÍA". En inglés le llamamos "Un-Theory", dado que la mediación sensorial, en esta epistemología participativa correspondiente a un sujeto de estudio-y-acción como es Gaya-y-nosotrxs-en-Gaya, es tan clara y contundente, que de teoría, nada de nada.
Y me alegro aún más porque he encontrado referencias sobre el funcionamiento cuántico de los sistemas sensoriales. Hace alguna semana escribíamos que todos somos ordenadores cuánticos (con perdón). Ahora me he centrado en Gaya a raíz de una intervención en "Público" de nuestro hermano Feministo, sobre el planeta y su futura vida (íntima). Y encontré la autobiografía de Lovelock (y autobiografía de Gaya), que mola cantidad. Por cierto Lovelock sigue sin contemplar el préstamo multicultural del término Gaya. Sí, habla de los griegos. Bueno y qué. Pues anda que no ha habido y hay culturas que, aunque con distintos términos, llevan miles de años hablando de una entidad, meme, sistema, o como lo queramos considerar, que aquí es GAYA.
Y la Y Griega, me la apuntó La Dama Del Abismo. ¿No viene del griego? ¡Pues con Y Griega!
La ausencia de multiculturalismo en Lovelock me recuerda una negación similar de las culturas antiguas en la primera fase de la Ecología Profunda. Por eso cito con gusto a LaChapelle, de esa misma línea de pensamiento, pero claramente imbuido de multiculturalidad.
Gaya es además, como estamos viendo, un medio de reorganizar el contrato social que teníamos con las culturas de la Tierra.
Se dice que el contrato social (sin contar con la Tierra) ya no sirve. De la misma manera, tampoco nos sirve ya, un contrato GAYANO que no sea inclusivo en terminos MULTICULTURALES.
Cualquier alusión a la confluencia de distintas disciplinas en una epistemología poderosa y abierta como para poder encarar la Ciencia Gayana (o Ciencias del Sistema Tierra), debe incluir radicalmente lo multicultural. Ya apunta un autor a que la nueva epistemología participativa de una tal ciencia gayana, se corresponde básicamente con el propio funcionamiento de los sistemas abordables por esa ciencia y epistemología gayana. Es decir, que al igual que ocurre con multitud de conceptos de cuya utilización hacíamos exclusiva a la especie humana (la consciencia...), el modelo de epistemología participativa resulta por tanto reflexivo, recursivo, al estilo de la segunda cibernética o la sociología de segundo orden.
Es decir, yo estudio un determinado sistema equis que está constituído de partida por un conjunto de interacciones, las que sea, entre las que se incluyen de cabeza aquellas interacciones en las que el sujeto observador-participante también participa.
Si bien la ecología, la biología, etc... en general, aún no han pegado el acelerón holístico que pronosticaban las revoluciones en la física, lógica, e incluso en ciertas áreas de la biología, parece que llegó GAYA para facilitarnos y al mismo tiempo simplificarnos las cosas.
Porque aunque algunos científicos se echen las manos a la cabeza pensando que estamos muy lejos de esta revolución, la cuestión es que, en buena medida, estos científicos "a la antigua usanza" se diría que empiezan a estar en minoría...ya que en muchas disciplinas y campos del conocimiento, con mayor o menor profusión, estas nuevas epistemologías empiezan a estar a la orden del día.
Por todos lados la revolución holística avanzaba silenciosamente, también de mano de los movimientos sociales, educación alternativa, etc... Simplemente que ahora toda esa epistemología participativa "entra por la puerta grande" de universidades e instituciones, ante la urgencia de que las antiguas (no-complementarias) epistemologías patinan frente al desconcierto creado por la complejidad de los actuales problemas y la forma de resolverlos.
Coincide, no está mal recordarlo, una crisis civilizacional "del carajo". "La ocasión la pintan calva". Se dan pues, las condiciones subjetivas para una revolución científica de calibre. Que dicho así suena realmente más de lo que es, pues esta revolución no es que empiece ahora, sino más bien que madura, tras cuarenta y más años de ensayo y error.
No Hay Dos Sin tres.
Y cuando se habla de revoluciones no está de más recordar que no hay dos sin tres. Triangular es la clave. Este sistema negaba por sistema la diversidad. Al reducir todas las ecuaciones a un conjunto de dos miembros. De toda la complejidad interaccional de lo real, este sistema utilizaba sabiamente el proceso de abducción bipolar para llevar la concentracción de nuestra mente a un esquema dicotómico donde se trataba de reforzar una de las dos alternativas. Así veíamos el mundo de manera tan sencilla que confiábamos en que la resolución de los problemas, podría ser igual de sencilla.
Pero ay amigo cuando metemos un tercer miembro en la corrida...La cosa cambia y mucho. Ya no es discutir sobre esto O aquello; es la "Y" de Deleuze. Es añadir. Siempre añadir. Ya es más fácil compartir la razón. Ya surge la epistemología participativa, y de ahí el consenso...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
- revuélvete - grita - aplaude - zapatea -